La cultura de la "moda tecnológica", donde los dispositivos son desechados después de pocos años para adquirir el último modelo, genera una enorme cantidad de residuos electrónicos. Los usuarios pueden tomar medidas simples pero significativas como actualizar el sistema operativo regularmente, cambiar baterías en lugar de dispositivos completos, y realizar reparaciones menores para prolongar la vida útil de sus smartphones y tablets. Estas prácticas no solo son beneficiosas para el medio ambiente, sino que también representan un ahorro económico para los consumidores.